viernes, 27 de enero de 2017

ESCRIBIENDO DESDE EL MOVIMIENTO


  • NIETZSCHE Y LA DANZA.
Nietzsche es un filósofo alemán que dedico sus investigaciones y teoría filosófica a cuestionar la espiritualidad religiosa como única vertiente de la autorealización como ser en el mundo y percepción de la realidad en la que se vive.


Los conceptos filosóficos de Nietzsche se inspiran en la cultura griega, que exploró la danza en comunión con lo sobrenatural y lo mítico, porque cuando el bailarín está en sincronía con su cuerpo todos sus movimientos y giros son la expresión misma de la libertad, uniendo la presencia del cuerpo con el tiempo y el espacio. En el pensamiento griego, la danza, junto con la música y la poesía, conforman la triada fundamental de expresión de la estética dionisiaca que retoma Nietzsche y se ejemplifica en el espíritu libre de Zaratustra.


El ser humano mismo transgrede sus límites y se transforma, al bailar deja de ser él mismo para convertirse en una obra de arte, y por lo tanto en algo superior al rebaño. 


En la danza el cuerpo habla, se fusiona con el pensamiento en un nuevo lenguaje imposible de encasillar dentro de una corriente filosófica específica porque rebasa las palabras y es la propia esencia humana, la que se mueve en el escenario representando la coreografía de la rutina cotidiana. 


Danzar es la afirmación de la vida, al encontrar mediante el flujo de nuestra propia energía la felicidad plena, al alinearnos con el mundo y seguir el ritmo de la música vital. 


Bailar es sentir con cada nervio del cuerpo la intensidad del caos del Universo. La libertad no puede existir solamente en el pensamiento sin exteriorizarse, al igual que Nietzsche solamente creería en un Dios que sepa bailar, el superhombre solamente puede confiar en el movimiento para liberar toda la emoción de sus pasiones.

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