Existe una
interminable lista de escritores de todas las épocas y países cuyas obras
literarias han sido llevadas al cine, con regular o total éxito, con malos y
excelentes actores o en joyas ya consideradas clásicas o menos churros, tales
como Bodas de Sangre, El Quijote, La venganza de don Mendo o
la obra de Miguel Mihura Tres Sombreros De Copa. Diferentes
versiones cinematográficas de obras literarias se convirtieron en minas de oro
Tanto, que Hollywood tiene auténticos espías distribuidos por las editoriales y
los teatros alternativos de Broadway que intentan descubrir cualquier material
susceptible de convertirse en una buena película. De la misma manera, los
agentes literarios no se olvidan de enviar a las productoras cualquier novela
que consideran apropiada para ser trasladada a la pantalla. El 85% de las
cintas galardonadas con el Oscar a la mejor película son adaptaciones de obras
literarias y algo similar ocurre con nuestros premios Goya.
El Halcón Maltés de Dashiell
Hammet (1930) es una adaptación de John Huston.
Doctor Zhivago de
Borís Pasternak (1957)o la versión de David Lean de 1965.
William S.
Burroughs, Bram Stoker, José Revueltas, Graham Greene, Edgar Allan Poe, H.P.
Lovecraft, Henry Miller, Arthur C. Clarke, Philip K. Dick, Mariano Azuela, Sergio
Galindo, Ray Bradbury, Ricardo Garibay, George Orwell, Mario Vargas Llosa, H.G.
Wells, Víctor Hugo, Shakespeare, Stephen King, Herman Melville, Hammett, Robert
Louis Stevenson, Lewis Carroll, Martín Luis Guzmán y Goethe, entre otros,
conforman esta larga lista que atraviesa fronteras .Esta muestra fílmica se
aumenta con las películas como Los muertos, basada
en una obra de James Joyce, La señora Dalloway basada
en la obra de Virginia Woolf, Onegin y Persuasión.
Sobre la relación
entre literatura y cine qué mejor explicación que la que da el escritor inglés
Graham Greene, que además fue crítico cinematográfico: “El impacto del cine
sobre mi manera de escribir proviene de las mismas películas, más que de las
críticas que hice de ellas”.Prueba de esto se encuentra en la exitosa película El tercer hombre (protagonizada por Orson Welles)
que, como él mismo explica, “no fue escrito para ser leído, sino para ser
visto”, pues, aclaró, “nunca pretendió ser otra cosa que una película”.
Y revela que “en
realidad, la película es mejor que el cuento porque es, en este caso, el cuento
en su forma definitiva”.
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