El español es
la segunda lengua con más hablantes del mundo.
Sólo el chino está por delante de la lengua española. Entre
hablantes nativos, personas que hablan español como segunda lengua y los que lo
han aprendido como lengua extranjera el castellano supera con claridad los 500 millones de
hablantes repartidos a lo largo y ancho del mundo.
Hoy día, en cambio, podríamos afirmar con toda
tranquilidad que siempre es de día en algún territorio en el que se habla
español. Es interesante comprobar que la distribución geográfica del español no
se limita a la Península ibérica y a Hispanoamérica, sino que llega a Guinea
Ecuatorial o el Sáhara Occidental, donde el español es lengua oficial, al igual que en
algunas zonas de EE.UU. y en áreas de Filipinas.
También
es el español la segunda lengua mundial en producción de noticias. En Twitter
es la segunda lengua más usada, tras el inglés. Y en Facebook más de 80
millones de personas utilizan el español.
La
evolución demográfica hace que el español, con muchas probabilidades, llegue a reunir al 10% de la población mundial. Y no
es sorprendente que, según las prospectivas más recientes, EE.UU. llegue a ser el país con más hispanohablantes del
mundo en 2050.
El
valor cultural “de calidad” asociado a la lengua española, el pujante mundo editorial en nuestra lengua en
todo el ámbito geográfico hispano y la elasticidad y capacidad de adaptación a
diferentes contextos que el español tiene, hacen que su presencia se mantenga boyante y viva en muchos rincones
aparentemente lejanos.
Cada
vez más el español se está convirtiendo no sólo en un idioma de cultura y
civilización sino que está entrando en el ámbito de los negocios a nivel global
y está creando nuevos nichos de mercado que, hasta ahora, eran casi simbólicos.
Valga recordar que el número de turistas idiomáticos para aprender español que han viajado a España casi se ha
duplicado en los últimos 15 años.
Por
todo esto, y por muchas más razones que cada persona que disfruta utilizando
este maravilloso instrumento que es el español conoce, debemos asegurar que
para cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad sobre el mundo y que piense
aunque sea superficialmente en el futuro, el español es ya no sólo un objeto de motivación
intelectual o comunicativa, sino una obligación para no perder el tren del
porvenir.
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