Concepto y desarrollo de la praxis educativa a emplear
Conceptualizando a la praxis educativa como la práctica del
docente a fondo de manera íntegra, se considera que el análisis de las acciones
del docente debe realizarse en tres momentos, correspondientes al antes,
durante y después de la intervención didáctica en las aulas.
La primera dimensión
corresponde al momento previo a la intervención didáctica, es en la que se
consideran los procesos de pensamiento del profesor, la planeación de la clase
y las expectativas que tiene respecto de los resultados a alcanzar. La segunda
dimensión comprende la interacción profesor-alumnos al interior del aula, y la tercera
dimensión considera los resultados alcanzados, en el contexto de lo ocurrido en
los dos momentos previos.
La práctica docente de acuerdo con De Lella (1999), se concibe
como la acción que el profesor desarrolla en el aula, especialmente referida al
proceso de enseñar, y se distingue de la práctica institucional global y la
práctica social del docente.
Se reconoce la necesidad de distinguir entre la práctica
docente desarrollada en las aulas y una práctica más amplia, llevada a cabo por
los profesores en el contexto institucional, denominada práctica educativa.
Esta última se define como el conjunto de situaciones enmarcadas en el contexto
institucional y que influyen indirectamente en los procesos de enseñanza y
aprendizaje propiamente dichos; se refiere a cuestiones más allá de las
interacciones entre profesores y alumnos en el salón de clases, determinadas en
gran medida, por las lógicas de gestión y organización institucional del centro
educativo. (Cabrero
Garcia, 2008)
En base a esto se busca entonces desarrollar una práctica
docente a fondo haciendo uso de los 3 momentos de una praxis educativa, para
seleccionar desde la planeación la metodología, las actividades, la creación de
estrategias, la selección de recursos y espacios por parte del maestro que
permitan al alumno a desarrollar sus habilidades de comunicación y manejo del
español con el uso de la tecnología haciendo uso de todas las herramientas que
le sean posibles.
Posteriormente en el aula el alumno pueda desarrollar todas
sus habilidades para generar proyectos y actividades para llevar a la práctica
todo lo aprendido, de manera dinámica, interactiva, creativa y siempre con el
acompañamiento del profesor; en lo posterior en el tercer momento con el uso
del internet y las TIC pueda exponer lo aprendido y usarlo para resolver y
proponer soluciones para ciertos problemas que se le presenten en la vida
diaria. Generando con esto alumnos competentes en el uso interactivo de su
lengua materna para la creación de textos, la lectura e interpretación de
cualquier tipo de texto, así como el uso adecuado de la lengua en el contexto
que se desarrolle en su vida diaria.
Por parte del maestro en este tercer momento esta desde el
aula propiciar actividades y tareas que exijan un poco al alumno a desarrollar
sus habilidades fuera de la misma de manera interactiva y con el manejo no solo
de la tecnología, si no de cualquier recurso que tenga a la mano.
El concepto de interactividad sugerido en la primera
propuesta de la praxis educativa constituye una de las ideas clave de Coll y
Solé (2002). Que refieren al despliegue de acciones que el profesor y los
alumnos realizan antes, durante y después de la situación didáctica, y enfatiza
el conjunto de aspectos que el profesor toma en cuenta antes de iniciar una
clase. El concepto de interactividad incluye lo sucedido en el contexto del
salón de clase, y del alumno donde interactúan el profesor, los alumnos y el
contenido en forma directa e indirecta respectivamente.
Tomando esta conceptualización de la práctica educativa y
los tres momentos que se intentan realizar se concibe la esencia del cómo se
intenta realizar la propuesta de llevar a cabo el proceso de enseñanza- aprendizaje
del español con el uso de la tecnología y la interacción a la que se quiere
llegar con los alumnos de secundaria.
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