viernes, 21 de octubre de 2016

Literatura como terapia silenciosa - Opinión

En esta ocasión les comparto una atractiva e interesante propuesta que une dos de mis grandes pasiones; la literatura y la psicología. Este artículo simplemente captó mi atención desde los primero párrafos y les quiero compartir una reseña junto con mi opinión.     


  


       Rita Arosemena realizó un extraordinario trabajo donde describe cómo escritores tan ilustres como: Charles Dickens, Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Emily Dickinson, John Keats, Virginia Woolf, Edgar Allan Poe, Leo Tolstoy, Franz Kafka, Alejandra Pizarnik, Ernesto Sabato y Sylvia Plath han sufrido de desórdenes mentales, sobre todo la ansiedad y la depresión. Sin embargo, dichos autores han expresado que, a pesar de sus padecimientos, ellos encontraban la escritura como el mejor lugar para expresar su sentir y encontrar un auténtico espacio de felicidad. Además agrega que en los mayores momentos de ansiedad o depresión fueron los que dieron origen a sus mejores obras personales, lo anterior representa, en sus propias palabras “una capacidad extraordinario para convertir el dolor y la desesperanza en arte”. 
       En adición a lo anterior, menciona que la escritura tiene fama de ser eficaz para el tratamiento de los trastornos del estado del ánimo, por lo tanto, la escritura ya no es solo una habilidad literaria, sino un modo de expresión silencioso pero que expresa todo aquello que no puede ser dicho en voz alta.
       Desde los años sesenta la escritura ha representado una herramienta terapéutica, impulsada por el psicólogo Ira Progoff quien presenta el “Método del Diario Intensivo” que representa un modo de auto-observación, de tal manera que las personas descubren sus recursos ocultos para hacer frente a sus problemas. Su técnica fue reconocida y derivó en otros métodos como la “escritura libre”.
Entre los beneficios que se encontraron sobre la escritura y su impacto en la salud emocional y física se encuentran:
  • Mejora del sistema inmunológico
  • Reduccción de la presión arterial
  • Mejora en el estado de ánimo
  • Sensación de mayor bienestar psicológico
  • Disminución de síntomas depresivos
  • Reducción y/o evitación de síntomas post-traumáticos
  • Mejora en la memoria del trabajo
  • Mejora en el rendimiento deportivo

La escritura expresiva tiene posibles efectos positivos en situaciones como:
  • Emociones previamente inhibidas
  • Procesamiento cognitivo: re-organizar ideas y estructurar memorias traumáticas para lidiar con herramientas adaptativas
  • Extinguir respuestas emocionales negativas ante recuerdos traumáticos.

       Para motivar este tipo de terapia se le pide a la persona que escriba sus pensamientos y sentimientos más profundos sobre la experiencia más traumática de su vida, sin importarle la ortografía, gramática o estructura de la oración.
       Según Himsull, este tipo de herramientas son útiles para personas con una ansiedad tan alta que no le permite expresarse verbalmente cara a cara con un terapeuta. Finalmente, este método ofrece a la persona la posibilidad de auto-conciliarse y llevar a cabo un proceso terapéutico auto-dirigido y que, por tanto, es menos propenso a generar dependencia entre el paciente y el terapeuta. 
       De manera personal considero sumamente conmovedor que las palabras, sobre todo en la escritura, tengan un gran poder ante situaciones tan graves como los desórdenes del estado de ánimo. Considero que no hace falta tener una enfermedad tan grave para animarse a escribir. La escritura representa una actividad hermosa y compleja, que además nos hace ver hacia nuestro interior. Después de todo, las letras son la expresión de lo que se encuentra en lo más profundo de nuestro corazón y razonamiento. 

Referencia:

Arosemena, R. (2015). La literatura como terapia silenciosa. Psyciencia. Recuperado de https://www.psyciencia.com/2015/26/la-literatura-como-terapia-silenciosa/

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