viernes, 21 de octubre de 2016

ESCRIBIENDO DESDE EL MOVIMIENTO

I. CUERPO POÉTICO.
  • El cuerpo como verbo: acción de la danza.
Partimos de una concepción hecha por Paul Valéry para referirnos a la acción de la danza como ese acto que trasciende la practicidad de toda acción cotidiana para dotarla de una nueva esencia que la haga distinta y nueva ante la ya existente. Para esto nos valemos del pensamiento, mismo que permite la trasposición de la acción como práctica común a una acción para la danza, por así decirlo. Dicha acción para la danza es vista como primordial naciente del movimiento en otro mundo de tiempo y espacio, es decir que ésta acción permite un juego con el pensamiento en donde es posible re estructurar o re configurar tu propia existencia en el mundo bajo la consigna de crear otro que devele lo no develado en la acción de este acontecer del movimiento del cuerpo en la danza.

Si bien, la acción de la danza que propone Valéry es un acercamiento bastante atinado para referirnos a la construcción de conexiones vivenciales entre la poética del filósofo y del bailarín, pues éste devela de la bailarina lo más próximo a la explicación en su cuerpo bajo la cultura de alguien que no danza como lo haría una bailarina, sin embargo, eso no impide que el acto reflexivo con el cual él puede acercarse a ella determine una filosofía de la danza que pueda referirnos a aquella interpretación de la misma.

No existen cuestiones malas o buenas, simplemente son modos de acercamiento significativo para los estudiosos de la danza, pero lo que aquí nos interesa es recuperar el concepto de acción que determina Valéry como acción de la danza para referirnos a esta nueva acepción: el cuerpo como verbo.

Cuando hablamos de verbo, viéndolo en términos gramaticales, este hace referencia a la acción del sujeto, es decir que un verbo es una acción que realiza el ser humano sea del tipo que sea. En el cuerpo como verbo justamente nuestro verbo o acción de la danza sería el cuerpo y este por consecuencia determinaría la acción de nuestro sujeto. 

En Valéry nuestra acción para la danza está construida a partir de un movimiento físico que trasciende los movimientos cotidianos, es pues, hablar de la acción de la danza como cierto tipo de movimiento en el cuerpo.

Partir del cuerpo como la acción ya en sí, nos propone que lo determinante para la acción de la danza ya no nace del movimiento en el cuerpo, si no del cuerpo en movimiento. En el primer cuestionamiento importa más lo que se pueda develar del movimiento que del propio cuerpo, mientras que en nuestro planteamiento nos interesa develar del cuerpo.
Aquí podemos observar que ya no existe una separación entre lo cotidiano y no cotidiano, lo construido y lo no construido a partir de un movimiento que nos permita determinar una acción para la danza, ahora nuestra acción para la danza se configura en el cuerpo y todas sus capacidades de accionar y no en una acción que nazca del movimiento como motor o determinante de la danza, es de del cuerpo en acción y no precisamente este implica que haya un movimiento físico.

                                                                                                       Itzia Erideni Suárez Mejía.


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