1. Ideas claras
¿Qué quiero decir?, ¿cómo quiero decirlo?, ¿para qué asignatura es?… Estas y otras preguntas son las que nos debemos hacer antes de ponernos a escribir. Lo principal es que tengamos muy claro de qué vamos a hablar antes de empezar, para que la redacción no se nos complique y acabe siendo liosa. Hacer un esquema con las ideas principales y secundarias del texto y lo que va en cada tema o lo que no se nos puede olvidar contar, nos va a ayudar a organizarnos.
2. Frases cortas
¿Qué quiero decir?, ¿cómo quiero decirlo?, ¿para qué asignatura es?… Estas y otras preguntas son las que nos debemos hacer antes de ponernos a escribir. Lo principal es que tengamos muy claro de qué vamos a hablar antes de empezar, para que la redacción no se nos complique y acabe siendo liosa. Hacer un esquema con las ideas principales y secundarias del texto y lo que va en cada tema o lo que no se nos puede olvidar contar, nos va a ayudar a organizarnos.
2. Frases cortas
3. Adjetivos go away Un adjetivo bien usado ayuda a describir lo que queremos decir. Da color al texto. Pero no nos dejemos engañar por su apariencia inocente de complemento del sustantivo, no. El adjetivo es un ente malvado que crea adicción y convierte cualquier texto sencillo en una rimbombante compilación de palabras llenas de florituras, que trasmiten imágenes repelentemente cursis. Y peor aún es la capacidad de este recurso para convencernos de que escribimos bien cuando realmente es mentira:
5. No se escribe como se habla
6. Los puntos y las comas no son un elemento decorativoEl lector necesita respirar y comprender. Nosotros necesitamos concluir las ideas, enumerarlas, explicarlas. Puntuar correctamente es indispensable para redactar bien y además nos ayuda a organizar nuestros pensamientos para que el texto no sea caótico.
7. La manera más sencilla de quedar fatal No por poner un montón de palabras “cultas” va a parecer que sabemos más. Si normalmente no están integradas en nuestro vocabulario, puede que no las usemos bien o que el texto quede muy forzado. Antes de hacer el ridículo usando un palabro superrebuscado donde no debería estar, mejor que expliquemos lo que queremos decir de una manera simple y honesta. Lo importante es comunicar y que el lector nos entienda, no alimentar nuestro ego a base de esdrújulas. Eso sí, es imprescindible tener cuidado con repetir todo el tiempo las mismas palabras. Un diccionario de sinónimos nos va a venir de perlas para enriquecer nuestra redacción.
Escribir maravillosamente es un arte reservado a unos pocos afortunados, pero escribir bien y de forma correcta lo podemos hacer todos y la buena noticia es que como mejor se aprende es leyendo y practicando. Además de fácil, divertido. ¿Qué más se puede pedir?
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